Comenzando el apoyo con hipnosis
En nuestra práctica preferimos no utilizar la palabra “hipnotismo”, por lo menos en las primeras sesiones. Describimos a los pacientes el estado hipnótico como un estado de relajación, o de aprendizaje de auto-control. Independientemente de la denominación que le damos, la técnica del tratamiento será la misma, pues solamente hacemos uso del procedimiento natural de inducción hipnótica con la ayuda de la relajación muscular (1).
Decimos desde el principio a los clientes que al encontrarse en este estado de “relajación”, o de “aprendizaje de auto-control” o de “reprogramación”, etc., algunas personas lloran, otras se ríen, hablan, tienen fantasías, se sobresaltan, o se mueven. Ellos deben sentirse en completa libertad, sin temer nada, y sin tratar d e reprimir estas reacciones, pues ellas son beneficiosas para su curación.
En el caso de niños, procuramos ganar su confianza, dejándoles jugar, dibujar o pintar, o haciéndoles observar cómo inducimos el estado hipnótico en otro chico. Es imprescindible ganar la confianza del niño para poder obtener la inducción hipnótica.
Realizamos luego la inducción del estado hipnótico. Si no se logra inducirlo en la primera sesión, se insiste en las siguientes.
Normalmente, la sesión hipnótica dura treinta minutos. Las sesiones siguientes son más breves.
Como regla general, los clientes vienen dispuestos a conversar, por lo cual hablamos con ellos durante quince a veinte minutos antes de empezar la inducción hipnótica, contestando sus preguntas en la forma más sencilla posible y dando racionalizaciones que estimulen su fe en sí mismo.
Aceptamos todas sus ideas y todos sus impulsos como perfectamente naturales, cuidando mucho de no moralizar.
La frecuencia de las entrevistas se van distanciando después de las diez primeras, de acuerdo con el paciente. El cliente suele alargar el intervalo entre las entrevista s cuando experimenta una disminución de su necesidad de recibir apoyo del hipnólogo.
El psiquiatra norteamericano J. M. Schneck informó en una Conferencia de la Asociación para la Investigación sobre Enfermedades Nerviosas y Mentales que , ”contrariamente a una opinión difundida, hay una menor dependencia del paciente frente al terapeuta en todas las formas de hipnoterapia que en los tratamientos no hipnóticos.”
Al venir el paciente a la segunda sesión ya lo informamos acerca del curso que suele tomar la curación. Por ejemplo, en el caso de la tartamudez, decimos lo siguiente:
“La curación suele ir en línea ascendente, pero no en forma continua, sino con marcados altibajos.
Habrá días en que se sentirá muy bien y muy tranquilo, y hablará con un mínimo de tartamudez.
Empezará a creer que está curado. Pero, de repente, al día siguiente, podrá volver a tartamudear, aún como nunca había tartamudeado en su vida. Esto no le debe alarmar, pues corresponde al curso normal de la curación. Así se seguirán los altibajos durante el tratamiento, pero los malos momentos serán cada vez más espaciados y menos marcados”.
En nuestra práctica, la mayoría de los tartamudos de más de 15 años de edad, ha experimentado una mejoría crítica entre la quinta y décima sesión. Desde ese momento, las sesiones se hacen una vez por semana, y el cliente progresa rápidamente.
Aproximadamente un 15% de nuestros pacientes tartamudos han vuelto una o dos veces después de terminado el tratamiento, a causa de alguna experiencia emocional difícil. (2).
(1) Círculo Aleph tiene una grabación con prácticas de Relajación Psicofísica que constituye un excelente apoyo para quienes les cuesta relajarse y concentrarse.
(http://www.circuloaleph.com/editorial/relajacion.htm )
(2) La grabación "Poder Mental - Hablar con Fluidez" ha resultado de una ayuda muy beneficiosa para cientos de personas en diversos países del mundo con problemas de tartamudez. Pueden repetir, obviamente, la sesión cuantas veces necesitan, donde quieran y cuando quieran. Ver más información en http://www.circuloaleph.com/editorial/sub.htm
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