Los mensajes que enviamos al fondo de la mente en las sesiones de hipnosis comienzan a actuar desde “dentro” hacia “afuera”, por decirlo de alguna manera gráfica. La mente profunda se ve en la obligación de cumplir lo que se le indica debido a dos motivos principales:
1. El paciente o cliente está aceptando las afirmaciones porque es lo que quiere cambiar;
2. el preconsciente o inconsciente no discrimina ni se inhibe ante las instrucciones que recibe como lo hace la conciencia.
Cuando damos instrucciones sencillas tales como “su brazo está liviano y flota”, “ahora siente calor en su mano derecha”, por ejemplo, la mente no encuentra obstáculos para cumplirlas y vemos visiblemente como el sujeto responde.
Sin embargo, si damos instrucciones que requieren superar hábitos o esquemas mentales arraigados durante años, la respuesta no es tan inmediata. La mente profunda comienza un proceso de “abrirse paso” para resolver lo que se le plantea. Se encontrará con obstáculos a veces sorprendentes para el propio sujeto y el especialista, obstáculos que deberá ir venciendo. Por eso al principio los cambios no son visibles. Pasa un tiempo para que se exterioricen y se puedan apreciar a simple vista.
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