Aprender autohipnosis es reaprender un arte olvidado. Al comunicar con una gran parte de nuestra mente podemos encontrar paz mental que nos proporciona una base firme con la que enfrentarnos a los problemas. Al acceder a parte de nuestra vasta experiencia aprendida, los muchos sentimientos de apoyo que descubrimos ayudan a aumentar la confianza en nosotros mismos.
Hipnosis es una palabra que describe un método de conseguir esta comunicación. A veces tiene connotaciones de misterio, de miedo, de ser controlado, todas las cuales son falsas porque describe un proceso que es inherentemente natural. ¿Se asustaría alguien de aprender el arte de catar vinos; creería que estaba bajo el control de su maestro? No; en realidad, todos nosotros estaríamos encontrados de tener nuestros sentidos potenciados y de ser capaces de descubrir cosas previamente desconocidas.
Podemos comparar nuestra capacidad de usar la autohipnosis como un niño que hereda una gran fortuna al nacer. Cualquier pregunta que hace sobre su futuro se encuentra con respuestas negativas, quizá enojadas. Con el tiempo puede llegar a pensar que es un error hacer uso de lo que es suyo, y se olvida de su herencia.
Hipnosis es una palabra usada para describir cómo podemos recuperar esta herencia; es nuestro derecho de nacimiento y no depende de ninguna influencia exterior. Lo único que necesitamos aprender es el camino hacia ella. Si al dinero se le pueden dar multitud de usos, lo mismo puede hacer la capacidad de la mente subconsciente. En momentos diferentes sirve para necesidades diferentes.
El estado alterado o trance se puede dividir didácticamente en tres partes:
Entrar en trance - inducción.
Utilizar el trance - usar el estado alterado para alcanzar un objetivo.
Salir del trance - volver del estado alterado al estado normal.
La inducción
Esta se refiere al medio por el cual cambiamos desde un estado de alerta normal a la situación de ensueño. Hay numerosas y variadas maneras de conseguirlo, muchas de ellas incluyen prácticas misteriosas y místicas. Los relojes oscilantes, las luces estroboscópicas, las bolas de cristal, los metrónomos, los cuadros escénicos, los pases mágicos, todos han sido utilizados. Pueden ser herramientas muy útiles, especialmente si el sujeto piensa que de ese modo se debe entrar en trance. Sin embargo, no son indispensables para un proceso tan natural y común como la hipnosis. Yo personalmente rara vez los ocupo, excepto en casos como he señalado, en que el cliente está íntimamente convencido que necesita uno de esos métodos de inducción, porque lo vio en alguna película o en algún espectáculo.
La esencia de la inducción a un trance es lograr que la mente consciente se concentre en algo, con lo que el inconsciente cumple un fin propuesto. Para conseguirlo, se necesita lo siguiente:
La intención de conseguir un estado alterado a su modo y en el momento apropiado.
Hacerlo en ambientes en que no será molestado.
Tener una actitud de pasividad, de "estar", no de intentar.
Sentirse cómodo porque conservará el control y no hay nada que temer.
La primera vez que pruebe la autohipnosis, manténgase en una situación adecuadamente apacible durante unos veinte minutos, intente hacer de la relajación el fin propuesto.
(Del curso "Hipnosis y Autohipnosis en línea").
0 comentarios:
Publicar un comentario
¡Tu participación es muy importante para nosotros!